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CON MACHETE Y PLUMA EN RISTRE

CON MACHETE Y PLUMA EN RISTRE Bárbara Vasallo Vasallo
2004-07-12


"Hermano querido: mi corazón Ud se lo sabe de memoria, como no tiene más que verse el suyo".

Estas palabras, fragmento de una carta que José Martí escribiera a Juan Gualberto Gómez, aparecen en la tumba donde yace el patriota en el Cementerio de Colón, en La Habana, y son elocuentes frases que dan fe de la amistad y respeto que sentía el Héroe Nacional de Cuba por su hermano negro, y el ansia de lucha por la independencia de la Isla que unía a ambos próceres.

Hijo de esclavos que nació libre, bien pronto presumió que su deber era luchar por la libertad de sus semejantes, sometidos a las barbaries de un gobierno colonial, y emplear su inteligencia en favor de la justicia e igualdad social.

Como periodista y con verbo ardiente fustigó siempre a los oportunistas que trataban de anexar a Cuba a los Estados Unidos en la seudorepública.

En abril del año 1898 escribió Juan Gualberto una carta a Don Tomás Estrada Palma, quien sería el primer presidente de aquella República mediatizada y le advirtió: "¡Por todos los santos del cielo! No cedan ustedes un palmo de terreno: no desmayen ni se dejen seducir por nadie la independencia completa, absoluta e inmediata: fuera de esa solución no acepten ninguna otra, pues si se sostienen en esa tesitura, nos la reconocerán, dado de que ni Europa entera pueda hacer por España más que cotos platónicos, ni la depauperada patria del Cid tiene energía para sostener otra campaña contra nosotros...

"No hagamos bancarrota a la hora del triunfo. Por nuestros muertos y por nuestros hijos, perseveremos..." Escrito está en la historia de Cuba cómo el imperialismo norteamericano, en ciernes en aquella época, logró su propósito de intervenir en la guerra hispano–cubana y obtuvo la capitulación de las huestes españolas.

Juan Gualberto se enfrentó al gobierno de Estrada Palma, fue delegado a la Asamblea Constituyente del año 1900 y desde ese puesto rechazó con dignidad el proyecto de apéndice a la Constitución de la naciente república, presentado al Congreso de los Estados Unidos por el senador Orville Platt.

El hijo de Yeyé y Fina, que nació en la Finca Vellocino de Oro, en Sabanilla del Encomendador, provincia de Matanzas, fue el abanderado con razonamientos profundos e irrebatibles en contra de la Enmienda Platt, que pretendía humillar con arrogancia la soberanía de la Patria.

Sobre ese proyecto escribió:
"Hoy parece Cuba un país vencido, al que el vencedor para evacuarlo, impone condiciones, que tiene que cumplir precisamente, pues de lo contrario, seguirá sometido a la ley del vencedor. Y esas condiciones, en el caso presente, son duras, onerosas, humillantes, limitación de la independencia y soberanía, poder de intervenciones territoriales".

Hasta sus últimas consecuencias Juan Gualberto luchó por la libertad entera de Cuba, por los sueños de su gran amigo Martí. A 150 años de distancia, aquel que el 24 de febrero de 1895 se alzó en armas contra el colonialismo español en La Ignacia, al sureste de la ciudad de Matanzas, y luego repudió con intransigencia la ocupación norteamericana, el anexionismo y el imperialismo, hoy anda el camino de los cubanos, con machete y
pluma en ristre, sus más preciadas armas de combate.

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